La creatividad: si te he visto no me acuerdo

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Iñaki Ibargoyen Vergara

No sé qué pensarán otros docentes o personas varias que estén en contacto frecuente con jóvenes pero al menos a mi me da la sensación de que cada día son menos autónomos, menos independientes y menos creativos. Y de este último quiero hablar hoy.

Sir Ken Robinson, en una charla publicada en TED al 2006, habla sobre el paradigma educativo y cómo un estudio longitudinal (llevado a cabo con las mismas personas a lo largo del tiempo) mostraba como unos jóvenes testeados a medida que crecían empeoraban sus resultados en un test sobre creatividad. Él marcaba como principal causa el que estuviesen pasando por el sistema educativo. La creatividad tiene una alta vinculación con el pensamiento divergente, descrito según la wikipedia como “El pensamiento divergente es un proceso de pensamiento de generar ideas creativas mediante la exploración de muchas posibles soluciones. El pensamiento lógico no sirve en lo absoluto ni existe esa palabra.”

Sin embargo nos encontramos con que la mayoría de los casos en el proceso educativo nos piden una respuesta específica, sin espacio para alternativas, y esto al final entrena la mente a no buscar múltiples, sino buscar una. Si sumamos esto con que la sociedad suele transmitir una sensación negativa ante el error, nos encontramos con que aún pensarán y plantearán menos, no sea que den con una fallida y alguien se ría en vez de pensar que a más opciones que se planteen, más posibilidades hay de encontrar la correcta.

Hace unas semanas contemplé como mis alumnos resolvían una de las partes de una Scaperoom que les había planeado de un modo diferente al que yo había pensado. Pues esto reflejaba una esperanza en mi, en su coraje por probar cosas nuevas.

Si alguien está interesado la prueba era: ¿Cómo sacar una llave de una botella de agua llena sin sacar el agua? Y no hay juegos de palabras, la llave es una llave metálica de candado normal, y la botella está llena de agua del grifo normal.

Por otro lado Yu-Kai Chou nos habla sobre la teoría del escritorio ordenado y el caótico. Él sostiene que en el primer caso, podremos trabajar de una manera más eficiente sin perder tiempo en la búsqueda de diversos objetos o material que necesitemos y nos mantendrá centrados en la tarea. En el segundo caso, disponer de multitud de inputs puede favorecer la creatividad, al fin y al cabo los pensamientos que tenemos son asociaciones de ideas y  a más tengamos en la mente, más relaciones podremos hacer.

Basándonos en esto y sin más base científica, expresaré mi opinión al respecto de por qué ocurre esto y como podríamos tratar de cambiarlo.

Nuestros centros educativos al disponer de un aula de tamaño medio en la que deben entrar el material del docente, el de los alumnos (con ratios elevadas), mesas y sillas individuales (que tienden a tener decenas de años), otro mobiliario variado, alguna columna que por razones que desconocemos el arquitecto necesitó poner ahí, etc.

Esto se resume en poco espacio y esto nos lleva a necesitar un mayor orden para trabajar. Al menos, para poder hacerlo con una cierta tranquilidad.

Esto se puede sumar a ciertas prácticas como mantener un formato igual de tanto cuadrados a la izquierda, tantos a la derecha, tantos entre medio… pero por hoy cerraré los ojos y haré como que no existe esto.

En definitiva, la mayoría del tiempo acabaríamos trabajando con la teoría del escritorio ordenado para tratar de enseñar todo lo que se pide, pudiendo llegar a todos los alumnos con sus múltiples y diversas necesidades, etc.

Ojalá en Cataluña los políticos cuando hiciesen presión por “l’estatut” se acordasen también de que viene con un porcentaje de dinero a destinar a educación y se destina aproximadamente la mitad. Esto sin contar el dinero que se destina a la escuela concertada.
Ojalá pronto dejemos de ver cómo se cierran líneas en la escuela pública y más como se dota a los centros y a los docentes de herramientas para poder llevar a cabo su trabajo.

Para acabar, os comentaré una experiencia de un amigo mio que se fue de viaje a Nueva Zelanda, donde en el Christchurch Art Gallery se encuentra una zona de libre acceso para niños, donde pueden pintar libremente, y disponen de multitud de materiales para ello. Actividad que a parte es gratuíta y que considero muy adecuada para cualquier población.

“A good teacher can inspire hope, ignite the imagination, and instil a love of learning”, Brad Henry

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