No, no se trata de una frase de ruptura, aquello de no es por ti es por mí, no, se trata de una pequeña y humilde reflexión hacia la autocrítica, la mía y la de todo el mundo, porque si de algo estoy segura es de que nadie es perfecto, y quien lo pretenda, es un iluso.
A veces en los pequeños detalles está la diferencia. Estás en el mercado y ves como un señor, que ya está siendo atendido, tira al suelo con gran disimulo el papel de su turno que tenía en su mano, y quizá cuando salga a la calle y vea que está sucia y llena de papeles se queje del servicio municipal de limpieza. ¿Significa eso que si vemos que las calles están sucias no debemos quejarnos al órgano competente? Por supuesto que debemos, y reclamar algo que creemos no está siendo ejecutado como debería, pero, pongamos también de nuestra parte. Al final, lo que los servicios municipales barren es la suciedad de todos nosotros, porque una cosa es que haya una ventada y revuelva papeleras y árboles, y otra muy distinta que tengamos la mano floja.
Nuestra autocrítica, la de los ciudadanos, es que cuando tengamos un papel en la mano y no encontremos cerca ninguna papelera, lo guardaremos en un bolsillo y ya lo tiraremos cuando se pueda. Pero la ciudad no sólo la hacemos nosotros, también las instituciones públicas.
Recuerdo una conversación de hace unos años con una amiga que trabajaba también en el sector de estudios de mercado. Ella era usuaria de un club deportivo muy importante de Barcelona, digamos que la cuota que pagaba no era pequeña, y pasaron una encuesta de satisfacción. Bien, pues todos los usuarios se quejaron de una cosa, las toallas, y esa variable hizo que la valoración final fuera menor de la que realmente correspondería, ya que había otros aspectos que superaban con creces los valores medios: limpieza, instalaciones, etc… Con todo esto lo que quiero decir es que quejarnos de ver suciedad por las calles no es creer que todo lo que hace el poder público sea malo, pero ese detalle puede hacer no valorar el esfuerzo en otros ámbitos, porque al final en una ciudad hay un mínimo (y ese valor lo pone cada uno, es muy subjetivo) a partir del cual podríamos pasar a valorar otros aspectos.
Cada vez que voy a la Biblioteca y veo cómo está el acceso principal, pienso que es una lástima, porque el edificio es impresionante y tenemos una gran Biblioteca. Desde que la cafetería anexa cerró, la entrada ha empeorado bastante. La entrada a la Biblioteca es tu primera impresión, la de la toalla en el club deportivo, la última, en ambos casos, influye. Espero que pronto pueda haber de nuevo una cafetería o bien el local pueda hacerse servir como un espacio multifuncional para la propia Biblioteca: exposiciones, presentaciones de libros, clubs de lectura,… El espacio es acristalado y acercaría aún más la institución al pueblo.
En atención al cliente hay una premisa muy importante, siempre es mejor conocer una mala opinión y poder tratarla a que un cliente cabreado se marche y se dedique a explicar su experiencia a otros clientes, ahí la empresa no podría actuar ni hacer nada para evitarlo e, inevitablemente, perdería más clientes.
Creo que es muy importante sentirnos libres para opinar, para creer que esa opinión no va a traer consecuencias o represalias cuando se ha hablado desde el respeto absoluto a todas las partes. Mi opinión de hoy es pues que todos hacemos que esta ciudad sea la que es, y que está bien decir aquello que creemos puede mejorar, siempre y cuando, no nos olvidemos, nos guardemos los papeles en los bolsillos. Y que ni tú, ni yo, todos.