Aprovechando la conmemoración del día de la mujer el pasado 8 de Marzo, les voy a proponer un juego. Primero, cierren los ojos. Ahora, piensen por un momento en una profesión históricamente femenina. Les daré datos para que vayan pensando.
Es la profesión con más contagios por Covid-19 dentro de las profesiones sanitarias. En noviembre de 2020, se estimaban 1500 muertes sólo en 44 de los 195 países del mundo. Este colectivo ha visto fallecer más profesionales este pasado año, que las bajas que sufrieron en toda la primera Guerra Mundial. Fueron las que se pusieron a cuidar a los enfermos que entraban por miles a los hospitales y en CAPs a pesar de no disponer de material que las protegiera. Esta profesión, universitaria desde 1977, se equipara en grado universitario con otras como el profesorado o psicólogos (todas ellas 4 años), pero en cambio, no es reconocida como Nivel A, sino como B. Esto además del perjuicio económico que puede comportar, impide la ascensión de esta profesional a rangos de dirección de la administración.
Es la profesión más numerosa dentro de las sanitarias. España está en la cola de profesionales que trabajan por cada mil habitantes: 5,4 de media. Catalunya tiene 7 y Europa, 8,4. Harían falta contratar sólo en España 131.000 para equipararnos a la media de la UE. Seguimos…
A pesar de su importancia, su voz no se deja oír a menudo en medios de comunicación. No estuvieron representadas en los Comités Asesores por la Covid-19 de los gobiernos. Ni en el catalán, ni en el español, a pesar de las reclamaciones.
Recientemente, un decreto de la Generalitat de Catalunya del 27 de diciembre 2021, firmado por la Consellera, Alba Vergés, dictamina que estas profesionales no puedan cobrar horas extra por vacunar a la población. Un decreto que sin nombrarlo, va dirigido a ellas. La vacunación será voluntaria y se cobrará como horas ordinarias. Interesante chantaje emocional, con la pandemia de fondo, para no pagar lo estipulado por ley. Para que se hagan una idea del montante económico que supone, la hora ordinaria ronda los 15 euros netos la hora, la extraordinaria son 3 euros más.
Una profesión parte de la cual prefiere emigrar. En 2014 más de 8000 de ellas trabajaba en países de la OCDE, por su gran reconocimiento a nivel internacional, huyendo de un alto grado de precarización laboral y peores condiciones económicas a pesar de ser muy demandada. Contratos temporales, interinidades, horarios irregulares y poco conciliadores a nivel familiar… ¿Creen que ser un trabajo históricamente femenino tiene algo que ver o es casualidad?
La salud, como la educación, no es un gasto, es una inversión. El cuidado de las personas, históricamente se ha producido y se produce por la mujer. Está bien ver lazos violetas y oír engalanados parlamentos de nuestros gobernantes, pero cuando tienen que legislar y acabar con las desigualdades y discriminaciones aún presentes hoy, ya cuesta más. Porque como ellas, muchas otras profesiones feminizadas necesitan esa visibilidad social para dejar de ser menos que otras. Las enfermeras son un ejemplo, pero hay muchas más. Que la lucha continúe.