La Pandemia ha mostrado la débil fortaleza de los pilares de nuestra sociedad. Precaria economía de poco valor añadido, sanidad esquelética y asfixiada y un sistema educativo endeble e insuficiente. Es por ello, que este artículo se lo quiero dedicar a todos los políticos PATRIOTAS. Sobre todo a aquellos/as que por su país o su nación, son capaces de cualquier cosa.
2020 fue ideal para que los patriotas españoles hubieran unido sus fuerzas. Un año idóneo para llegar a acuerdos mayoritarios para que la población española saliera adelante ante un enemigo común. Un año para que todos los partidos que se llenan la boca con la palabra España y se colocan la mascarilla con la rojigualda, dejaran de lado sus rencillas y pusieran las bases hacía una nación más moderna. Con un pacto mayoritario para implementar y dar recursos a la maltrecha sanidad, la investigación y la ciencia, que permitiera detener la sangría de cerebros que emigran desde hace décadas. Era un momento perfecto para hacer un gran pacto por la educación. Era el momento de reducir los ingentes cargos políticos que tenemos y dedicar esos esfuerzos a lo esencial. Era el momento de que los y las políticas patriotas sacaran adelante todo esto pues lo más importante son los españoles.
En Catalunya, nuestro patriótico Govern, ahora más que nunca, tenía la posibilidad de mostrar fortaleza tras la vuelta al autogobierno después de la primera ola. Era el momento de no hacerlo tan mal como explicaron que lo había hecho el gobierno español. Era el momento de ponerse en manos de expertos y así evitar la división política. Era el momento de dejar claro que Catalunya no es España, que los políticos catalanes tienen más seny y buscan acuerdos para blindar la sanidad, la educación… Era el momento de no hacer el ridículo. De comunicar y trazar un plan para los sectores afectados. Un plan claro y conciso, que se comunicara e informara primero a las partes afectadas y no primero a la prensa, de forma transparente y siempre salvaguardando los intereses de los catalanes. El ejemplo de que con un Govern nacionalista-independentista, las cosas, en un supuesto país independiente, irían muchísimo mejor. Era un momento donde la izquierda y la derecha catalana, se fusionasen por y para los intereses de una Catalunya plural. Una demostración diaria de la eficiencia de un govern sin luchas internas, trabajando de manera cooperativa, no como los españoles. Era el momento de demostrar que som i serem.
Esta pandemia ha demostrado que detrás de tanto relato y tanta ideología no hay nada. Experiencia que nos ha de servir para reflexionar sobre la actitud deleznable de gran parte de nuestros representantes. ¿Qué país queremos?: un país de cerebros o un país de vísceras movidas por las emociones. Con suerte seguiréis en la poltrona, a ver si por casualidad, detrás de la bandera hacen el favor de poner algo de contenido y al menos eso, disimule la traición. Feliz año a tod@s, feliz año patriotas.